8-TRACK NUNCA NO COMIENDO
Ahora que estamos encerrados, y más perdidos que espermatozoide en intestino grueso, todos buscamos con qué alivianar el asunto y calmar nuestras ansiedades.
Unos optan por la bebida (en solitario o acompañados), otros optan por el sexo (en solitario o acompañados) y otros, como su seguro sexo-servidor, encontramos ese aliciente en la comida.
Para todo el que me conozca (o no) sabe que me encanta comer (no le digan a nadie que soy gordo porque terminaría con la reputación que aún no me gano). Encuentro en el comer una calma casi alcohólica. Casi sexual. Como dijera Elvis (El-vicente-fernández): las horas más hermosas de mi vida, las he pasado al lado de una jama (o algo así).
Lo sabores, como cursi película del Ratatoullie, te transportan a otros lugares. A otros momentos. En la misma ciudad y con la misma gente.
Puedo recordar ese momento en el que di el primer beso precoz y que nuestras bocas sabían a Frutsi de uva con mazapán de La Rosa (creo que es el beso más limpio que he dado); y que contrasta con el sabor de los besos en la universidad que sabían a café, chisqueic y cigarro (perdón, pero fui Politécnico).

Los ravioles con salsa siempre me llevan a la casa de mi mejor amigo (de hecho cualquier pasta con salsa y vergo de ajo me llevan a la casa de mi mejor amigo). Porque eso comíamos “en las ocasiones especiales”.
Las tortas de pollo rostizado me recuerdan mis primeros días viviendo solo. Porque tenía una pollería junto y en la noche regalaban los pollos que no se vendían.
Mi madre sabe a mole. Mi padre a pizza marinera. Mis hermanos a fresas con chocolate.
Mis primas saben a natilla de vainilla. Mis tías a buebito revuelto con capsup.
Alejandra sabe a chuletas con ensalada de ciruela. Mi abuela sabe a arroz con leche. Y ella sabe a hot cakes.
Pero no estamos aquí para que yo les cuente cómo he sustituido otras carencias con el amor a la comida. Ni a mí me dan ganas y ni a ustedes (pinches metiches) les incumbe. La cosa es que los sabores transportan. Los sabores recuerdan. Los sabores, saben.
Es por eso que les va mi 8-TRACK para escuchar en lo que te atragantas unas enchiladas, una Maruchan o lo que dicte el puerco. Si logras escucharlas todas sin terminar de comer, mis respetos. Y cuéntame qué te recuerda qué.
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