Crónicas de un Gamer pobre 2up
SE NOS FUE UN GRANDE
Amigos “Crónicas de un gamer pobre” han regresado, pero ahora, daremos un viaje al pasado, aquel pasado donde el dólar estaba a tres pesos, “Caritele” estaba en su apogeo y aún no existía Bárbara de Regil, eran buenos tiempos… bueno, no para todos, no para los gamers; y es que, ser gamer en los 90’s era todo un reto, primero, verdaderamente tener consolas sí era para niños fifís (fuerza Riky), no se diga tener más de dos juegos; para muchos la opción era rifarse en las maquinitas de la farmacia con los otros niños y perder todo el dinero de las tortillas y probablemente si los ánimos se calentaban en el Street Fighter salías con un ojo morado.
Supongamos que no tuviste que pasar por lo anterior y tenías tu consola NES en tu cuarto; no faltaba que llegaba la tía con el primito castroso y tienes que invitarlo a jugar (aplicando la del mando desconectado evidentemente) pero dejaba el control todo pinche mugroso y si no hacías caso eras un niño envidioso mamón, te apagaban la consola y todo el avance había valido pito; o tal vez les pasó que si tenías un hermano mayor te decían que “pusieras un juego de dos” te “trababa” en Mortal Kombat y los putazos pasaban al plano terrenal, y sí, también podrías salir con un ojo morado.
Siempre tu mamá te salía con el clásico “niño deja de jugar, se te van a quemar los ojos” “te vas a quedar pálido de tanta tele” “te van a salir pelos en la mano”…bueno eso último fueron años después, pero entienden el punto.
Como buen niño pobre tenías que descubrir el juego poco a poco sin una guía porque la Nintendo Power solo la conocíamos por el primo pocho que fue de visita una vez, y sin un nivel tan avanzado de inglés porque #primariapública entonces, terminar un juego era como encontrar la cura del coronavirus, bastante difícil pero si lo lograbas y después de vivir todo eso, evidentemente queríamos compartir el viacrucis con los amigos de la primaria y resulta que… no tenias amigos y nadie le interesaba tus pinches monitos. Así es amigos, era difícil ser gamer.
Hasta que un sábado en el año 1995 en el horario matutino de TV AZTECA, nos encontramos con un programita de 30 minutos llamado “NINTENDOMANIA” , donde un personaje de cabello rizado y gorra con el logo de nintendo, empezó a platicar de los estrenos y trucos de los mismos juegos que tanto nos encantaban, acompañado de otros tres personajes: un morro igual de ilusionado que tú por estar hablando de estos pedos, el wey cool que le gustaban los videojuegos (teníamos 8 años no nos culpen por pensar que Mark Tacher era cool), y la chava gamer que se volvió el crush de todos esos chavitos, incluso hasta la fecha sigue sacando suspiros.
Mis ojos no lo podían creer, ¿videojuegos en la televisión? no estábamos solos. Poco a poco nos empezamos a dar cuenta que no solo era en televisión, una visita al puesto de revistas nos cambió para siempre cuando encontramos las escrituras sagradas del ñoño, la revista CLUB NINTENDO, donde vimos esas guías tan perfectas de los juegos más difíciles, la lista completa de fatalities de MORTAL KOMBAT, y demás cosas que sí te sacaban la lagrimita.
También para el año de 1998 un especial en NINTENDOMANIA y CLUB NINTENDO nos llevó a conocer el E3, la convención de videojuegos más importante del momento la cual por primera vez, pudimos ver el N64 y el futuro de las consolas, una convención que desde ese momento se convirtió en una meta el asistir aunque sea una vez en la vida; y 21 años después, acompañado con tres grandes amigos y al muy al estilo de “cuatro nacos asaltan Los Ángeles” logré cumplir ese sueño, todo eso gracias a una persona: Gus Rodríguez.
Gus Rodríguez es un nombre que si tienes aunque sea un gusto mínimo por los videojuegos seguramente lo has escuchado nombrar, si no es por su trabajo en Nintendomania o Club Nintendo es como escritor de Eugenio Derbez y creador de varios de sus personajes más memorables. Fue tal vez el único que entraba y salía de TV Azteca y Televisa sin problemas, justo en el apogeo de la guerra de televisoras; sin duda fue una de las personas más influyentes para todos aquellos millennials que crecimos en esos años.
Afortunadamente mis años en esta empresa me llevó a conocerlo, incluso grabar con él en el estudio de Máquina 501, no imaginan la puta felicidad que nos dio a todos y es que no todos los días conoces a uno de tus héroes.
Este sábado 11 de abril, Gus se nos adelantó, dejando así uno de los fines de semana más tristes y melancólicos para todos. Pero también, dejando un legado para todas aquellas personas dedicadas a esta industria, desde gamers profesionales, casters, casuales, comediantes, escritores o personas en general solo nos queda decir una sola cosa, GRACIAS Gus, esto Nintendomaniacos, esto no es un Game Over.
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