DADDY ISSUES
Diarios de Cuarentena IV
Esta semana iba a escribir sobre pascua y cómo Matías y yo decoramos unas galletas que mi hermana y sobrina nos mandaron. Luego Víctor me hizo llorar con su columna y me puso mucho a pensar sobre cómo estoy manejando esta situación. Emocionalmente.
Y es que hace poco, mientras servía el desayuno, vi esto en la mesa:
A eso se suma que una noche antes, a la hora del cuento, recién bañado y con su pijama puesta, me dijo -Papá, tienes cara de miedo… ¿crees que va a pasar algo o qué?-.
Mi hijo sabe que estamos encerrados porque “hay un virus”. Sabe que él, mamá y papá podríamos enfermarnos. Que no puede ver a sus abuelos porque si se contagian, para ellos sería más grave. También sabe que con sus cinco años, aunque debe tener cuidado, no corre mucho riesgo de que se le complique. Pero le tiene miedo al virus.
Hay un chingo de recomendaciones sobre cómo manejar esto con los niños. Algunos sugieren atacar el tema directamente y explicarlo todo. Otros dicen que lo mejor es mantenerlos aislados del problema. Y por supuesto que un montón de opciones en medio de esos dos extremos. Personalmente… no tengo una chingada idea. Fuck los papás perfectos que lo saben resolver todo. Aquí en la casa lo manejamos conforme van saliendo las preguntas.
La verdad yo también le tengo miedo al virus y a veces no me sale muy bien eso de esconderlo para que no lo note. Procuramos no mentirle en cosas clave, o sea no le decimos “no pasa nada, todo está bien”, pero tampoco le decimos que ya valió Barriga, señor verga. Equilibrio que le llaman.
Por ejemplo, no sabe que los problemas pueden crecer. Que en realidad no tenemos claro hasta cuándo vamos a estar aquí en la casa. Que probablemente se va a seguir extendiendo la temporada de distanciamiento. Que quién sabe a qué dinámica social nueva vamos a regresar cuando haya alguna especie de solución.
No sabe que además de los problemas de salud, el coronavirus trae otros igual de culeros. Como los económicos. Que tengo un par de amigos que apenas con un mes de este desmadre ya están al borde de la quiebra. Que una empresa para la que yo freelanceaba ya chingó a su madre. Que me da insomnio no saber si voy a poder pagar la primaria que le prometí y que probablemente no vaya a tener sus clases extracurriculares por un rato.
No sabe que no veo a mis papás en persona desde principios de marzo y lo tengo muy presente porque no quiero que sea la última vez. Que de hecho me da tanto miedo esa idea que ni la quiero desarrollar por escrito. Que ni siquiera se lo digo a ellos durante las videollamadas y que en parte publico esto para que lo lean y lo sepan aunque no lo reconozcamos nadie en voz alta. Temo por mis hermanas, sobrinas y sobrinos. Por mis amigos. Tengo miedo de que estadísticamente a todos nos puede pegar directa o indirectamente.
Tengo miedo y hoy prefiero venir a dejar ese miedo aquí y escribirlo todo para que mi hijo ya no me pregunte antes de dormirnos si creo que algo va a pasar. Sí creo, pero hoy no lo va a notar.