Daddy Issues
Tener un hijo significa que tienes que pasar tiempo con ese hijo… a menos que prefieras pasar ese tiempo en el juzgado de lo familiar, pero vamos a suponer que planeaste tenerlo.
La cosa es que aunque a muchos papás no les guste admitirlo en voz alta, pasar tiempo con un niño (en este caso de cinco años), presenta el reto de ponerle atención sin aburrirse. Las cosas interesantes que te puede platicar tienen un límite, y ese límite se alcanza rápido. Personalmente ya me cansé de que me cuente sobre cómo Luke venció a Darth Vader. Sobre todo porque yo le conté esa historia y evidentemente no me puso atención.
Pueden pasar tiempo de calidad jugando en el parque, leer un cuento, construir algo, BLABLABLA cosas que estimulan su imaginación… o ver televisión. En la casa procuramos que no vea mucha porque, la neta, mucha tele apendeja. Los periodos cuando le hemos permitido verla casi diario anda bien distraído, déficit de atención o una de esas cosas que no estoy calificado para diagnosticar.
Pero tampoco vamos a mamar y prohibirla, no queremos que sea el niño raro que nunca ve nada y lleva atún de lunch a la escuela. Y aquí viene el segundo problema: queremos saber qué es lo que está viendo, y justo a esta edad Pocoyó ya le resulta inmamable y quiere ver cosas más interesantes. Se vale. Entonces nos sentamos a ver tele con él, y de nuevo: nos aburrimos con la programación infantil.
Por eso me emocioné mucho cuando vi el trailer de La Tierra de Noche, una docuserie de Netflix que me sonaba como a los videos de NatGeo que a mí me ponían de niño (ojo aquí @Esdemamador): animales en su hábitat natural haciendo cosas de animales en su hábitat natural. El primer episodio es hermoso, no hay escenas particularmente violentas y el ultra hd 4k está impresionante. Ecosistemas y la mamada, muy educativo.
Pero partir del segundo episodio… OOOOOH BOY. Hay una escena donde unos osos polares cazan a una foca y la toma corta a un drone grabando un reguero de sangre sobre la nieve blanca que no veía desde que teníamos sábanas blancas y mi esposa acabó la cuarentena.
Nos saltamos de capítulo y la voz de la narradora nos informaba la cantidad de tortugas bebé que se mueren a las pocas horas de nacer. Y luego lo vimos en la pantalla. De nuevo cambiamos de episodio porque ya andaba nervioso y TÓMALA PENDEJO, un jaguar viviendo cerca de una zona urbana se mete a un edificio y mata a un perro idéntico al que adoptamos hace unos meses. Tuvimos que dormir con la bendición en su cuarto y el perro al lado por las pesadillas que le dieron.
Al día siguiente mejor fuimos al cine a ver Dr. Dolittle. Mucho menos educativo permitirle creer que se puede hablar con los animales, pero también considerablemente menos traumático. Gran película para ver con niños pequeños 10/10, una trama turbo simple donde todo se resuelve en chinga. Los malos son malos y los buenos son buenos y a veces eso está bien. Otro tip: si compran palomitas de Chips Verdes no las tienen que compartir con los niños.
Yo sí voy a terminar de ver La Tierra de Noche porque efectivamente es como los documentales que me ponían de niño. No se si a mis papás no les importaba traumarme o yo soy más delicado con mi hijo, pero así estamos bien y no estamos abriendo ese tema a debate.