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Foxtrot 02

Tales from Topographic Oceans o la gula no es exceso.

Como la mayoría de la gente que está leyendo esto, somos de una generación que pasó de lo análogo a lo digital. Pasamos del vinilo, al CD, al mp3 y regresamos por mamones al vinilo. Yo me niego a comprarme una tornamesa porque ese día voy a quedar MUY pobre.

Una de las ventajas del mp3 y lo digital era que ahora sí podíamos tener todo el material de una banda en un instante, en Torrent, en RapidShare o en plataformas como Spotify.

La desventaja del mp3 y lo digital era, efectivamente lo mismo, podíamos tener todo el material de una banda en un instante.

¿Qué tiene de malo?

Que dejamos de clavarnos.

Escuchamos al artista una vez; si te gustó, lo guardas, si no, basura. Actualmente hasta decidimos si nos gusta una banda o no, simplemente con darle una oportunidad de 30 segundos.

Y es que, la oferta es mucha y el tiempo es poco.

Mi género favorito es el progresivo, casi todas las veces que he viajado a Estados Unidos son a ver bandas de prog, o peor aún, cruceros de prog.

No me voy a clavar en eso, eso merece toda una columna, más adelante les contaré que es estar en un crucero que Devin Townsend bautizó como el “7,000 tons of dudes”. Porque sí, el prog parece un género donde predominan los fans masculinos, no digo que no haya féminas, pero no es tan común.

En uno de los cruceros me metí a ver una banda, Yes, sí, los de “Owner of a Lonely Heart”. Eran de los pocos que daban dos conciertos en el crucero y si querías verlos, tenías que inscribirte para que te asignen fecha y asiento. Y es que, el crucero se llamaba “Cruise to the Edge”, un juego de palabras por la canción y el álbum “Close to the Edge”, de la misma banda. Por lo que eran estelares en el barco. Entré a escucharlos, tocaron casi en su totalidad su clásico álbum doble “Tales from Topographic Oceans” de 1973. 

 

Había escuchado canciones de ellos, sinceramente no muchas, y aunque todos conocemos su clásico pop, en los años 70’s fueron de los que le entraron más duro al progresivo. Era la época del exceso en todo aspecto, por lo que ellos se fueron al extremo. Álbum doble, 4 canciones en total, cada canción dura aproximadamente 20 minutos.

Cuando salió fue sumamente criticado por los fans e hicieron la misma cara que yo hice al salir de ese concierto.

¿Qué chingados acabo de escuchar?

Estoy acostumbrado a canciones largas, sí, vamos, soy fan de Transatlantic que no sabe hacer canciones de menos de 30 minutos, pero, al menos esas canciones tienen un principio y un fin, o al menos melodías más digeribles.

Esto era, DEMASIADO, una mezcla de sonidos orientales, moog y mil sintetizadores, letras indescifrables, Jon cantando casi siempre en la misma nota, en fin. Cualquier persona que hubiera durado 10 minutos ahí hubiera dicho, no gracias, me retiro del prog.

Pero a mi me intrigó, mucho.

Los fans de Yes se dividen entre quienes les gusta y a los que no.

Incluso en un Q&A, Mike Portnoy (Dream Theater, Liquid Tension Experiment, etc.), dijo que le daba miedo sacar “The Similitude of a Dream” de Neal Morse Band por ser un álbum doble y cito “Nos daba miedo hacer un Tales From Topographic Chaos”. La historia cuenta que el vocalista y el guitarrista de Yes, Jon Anderson y Steve Howe, estuvieron inspirados por las escrituras del Shastra a la luz del libro Autobiografía de un Yogui de Paramahansa Yogananda. 

Ajá, ni yo sé que significa eso.

La primera canción, “The Revealing Science of God” (Dance of the Dawn) es tal vez la más digerible, de ahí poco a poco se va metiendo a un agujero de melodías cada vez más raras. The Remembering (High the Memory) es una canción, que después de escucharla por años, sigo sin terminar de procesar. The Ancient (Giants Under the Sun) tiene hermosos momentos acústicos, especialmente con la guitarra de Howe. Y para finalizar, Ritual (Nous Sommes du Soleil), el caos, el sonido de la tormenta, donde parece que nada tiene sentido, incluso  a media canción, como el minuto 14 (jejeje), el sonido de los triángulos y las percusiones es como un mantra, para acabar en una especie de pase al cielo con un coro majestuoso.

Y como buen momento progresivo, es momento de regresar al principio.

Hace dos años decidí que escucharía algunas bandas que nunca le había prestado atención,y las metería en mi iTunes, disco por disco, uno cada mes. Para tener tiempo de escuchar, digerir, apreciar. Como cuando en los viejos tiempos comprabas un disco. Y empecé con Yes, desde sus primeros álbums que intentaban pertenecer a lo que se escuchaba a finales de los 60’s en Inglaterra, pasando por la época progresiva (si les interesa, deben escuchar el Fragile, del 71),  pasando igual por la época sin Anderson, hasta la época actual, porque sí, mis viejitos siguen sacando discos y de gira.

Y en algún punto tuve que volver a escuchar todo un mes el Tales from Topographic Oceans, y poco a poco le di una oportunidad. Y miren, sigue siendo un disco difícil, a pesar de escucharlo como 100 veces. Sigue dando trabajo entender el mensaje, sigue siendo excesivo, sigue dando trabajo no darle skip a la mitad de The Remembering. Pero de eso se trata, de no conformarse, de no tenerla fácil, es un pez que no se deja atrapar. De sentirte lleno y aún así seguir, porque la gula no es exceso.

Nous sommes do soleil

We love when we play