Skip links

Foxtrot 04

Giraffes on Horseback Salad, o la cumbre del surrealismo que nunca sucedió.

¿Recuerdan la primera vez que vieron una pintura de Salvador Dalí?

Yo sí, mi papá es maestro de dibujo artístico, y a pesar de que yo no dibujo correctamente ni un círculo, me aprendía los nombres de los artistas y las pinturas que encontraba en sus libros.

En una ocasión, dentro de un libro encontré la famosa pieza La persistencia de la memoria y se abrió un nuevo mundo.

¿Qué era eso y cómo podía ser posible?

Encontré más pinturas y cada vez se ponía más y más bizarro.

La metamorfosis de Narciso,  La tentación de San Antonio, Construcción blanda con judías hervidas, cada una de ellas era como entrar a la mente de una persona que no concebía la realidad como yo a mis escasos 9 años.

El surrealismo fue el movimiento artístico creado por André Bretón que buscaba trascender lo real a partir del impulso psíquico de lo imaginario y lo irracional.

Es un rompecabezas que lo armaron sin orden y sigue teniendo forma,  es una obra donde el orden de los factores, esperas que altere el producto.

Pero cuando pensamos en surrealismo, normalmente nos enfocamos en la pintura, cuando esto se movió a otras ramas del arte, como la literatura, la escultura o el cine.

Y es que el cine pudo haber sido el lugar perfecto para realizar cosas surreales.

Luis Buñuel lo logró con “Un perro andaluz” y “La edad de oro” (la película, no el programa que pasa los miércoles a las 9 pm en Youtube, aunque también sus conductores se ponen medio surrealistas después de beber elíxir del murciélago).

Jean Cocteau  también le entró al cine surreal.

Jan Švankmajer que merece una columna entera para platicar su obra.

Alejandro Jodorowsky es tal vez una de los mejores ejemplos, por más que deteste al viejo como persona, no puedo negar que su obra es uno de las cumbres del surrealismo.

David Lynch, Julio Médem, Jean-Pierre Jeunet, en fin.

Pero lo que mucha gente no sabe, es que el mismísimo Dalí intentó hacer una película surreal.

¿Se imaginan? ¡El surrealismo hecho persona haciendo una película!

Y para eso, se alió con el grupo de comediantes más importantes del siglo XX, los hermanos Marx.

Específicamente con Harpo Marx, pero tal vez conozcan al hermano más famoso:

¡Ah claro, el del bigote, las cejas y el cigarro!

Muchos no conocen lo que hicieron los Marx, pero si tienen la oportunidad, vean Duck Soup.

A diferencia de la comedia de Chaplin, Monty Python, Leslie Nielsen, Derbez, Louis CK o el que esté de moda en este momento, la comedia de los hermanos Marx sigue dando mucha risa, garantizado.

Dalí escribió un guión de cine, al cual tituló Giraffes on Horseback Salad también conocida como The Surrealist Woman.

La historia parecía sencilla, un hombre (Harpo Marx), se enamora perdidamente de una “mujer surrealista” cuyo rostro nunca vemos, la cual persigue por el mundo, y en su camino, se encontrará con todo tipo de cosas surreales, desde animales con máscaras, escenarios que cambian de colores, Harpo cazando enanos con una red gigante, etcétera.

Todo musicalizado nada más y nada menos que por Cole Porter.

Dalí y Marx fueron con productores a venderles la idea y todos se negaron por considerarlo imposible de filmar.

Incluso filmarla en la actualidad sería imposible.

Por años, el guión de esa obra estuvo perdido, hasta que reapareció en 1996.

Entonces, el escritor Josh Frank se obsesionó con conseguir ese famoso libreto, movió cielo, mar y tierra y cuando lo tuvo en sus manos, se juntó con una de las mentes más surreales de la televisión, Tim Heidecker (Tim and Eric Awesome Show, Great Job!) y juntos lo adaptaron en forma de novela gráfica, ilustrado por Manuela Pertega).

Compré el libro hace unos meses y aproveché esta temporada para leerlo con calma.

Y vaya que requirió de toda mi calma, ya que la historia es un disparate completo aún visto con los ojos del cine de los años 30.

Porque no podré criticar una pintura de Dalí, pero un guión sí.

Se nota claramente que el guión nunca tuvo una lectura, ya que son cientos de diálogos son inconexos y las escenas  no llevan a ningún lado, cosa que, aunque supuestamente navega como algo surreal, se sienten planas y no invitan a usar la imaginación.

El gran problema de Dalí fue su ego, por lo que nunca hubiera permitido que le revisen el guión, porque vamos, la idea no era mala, sólo necesitaba una pulida, así es el mundo del cine, es un trabajo en equipo.

El trabajo que hizo Frank, Heidecker y Pertega es impecable, eso si no puedo negarlo, hicieron su mejor esfuerzo, recomiendo tener ese libro más como un recuerdo de lo que pudo haber sido la película más bizarra de la historia y al mismo tiempo como un recordatorio que el mundo necesita ser más surreal.

Y lo dice alguien que vive en el país más surreal de todos, México.