La lección.
Día 18… ó 19, ya no sé.
Llevamos encerrados en nuestras casas saliendo el mínimo posible en esta cuarentena. Hablando con nuestros amigos por el teléfono, con nuestras familias, viendo series y películas, leyendo libros y tratando de escapar del tedio de cualquier manera posible. Unos hasta han abierto TikTok, Dios los ampare.
Siempre me ha gustado pensar en la causa y el efecto de las cosas. Desde niño me fascinaba ver que los grandes científicos y físicos que cambiaron al mundo lo hacían a través de la observación. De ver el universo. Hasta comprenderlo.
Dicen que Darwin comprendió la evolución viendo por días en silencio a las iguanas marinas en las Islas Galápagos. Y que Arquímedes de Siracusa descubrió la densidad mientras se daba un baño de agua caliente en la tina. Dicen que Eratóstenes descubrió la curvatura de la Tierra paseando por la biblioteca de Alejandría.
Observar el universo hasta comprenderlo. Increíble.
Hoy siento que estamos ante una oportunidad de ver el universo. Y de intentar comprenderlo. Pero esta vez, creo, la visión no es hacia afuera, el universo que está dentro de nosotros… (no, no me voy a poner hippie, llego a un punto, no se me desesperen).
¿Hay una lección detrás de todo esto? ¿Hay algo que tengamos que aprender después del COVID-19? No puede ser que toda la humanidad (menos AMLO) esté encerrada y no saquemos lección de algo así de grande, así de súbito, así de universal.
Lo veo con mis amigos, los que más ansiedad tienen son los que les cuesta trabajo lidiar consigo mismos. Les aburre la voz de su interior, jamás han hablado hacia adentro y hacerlo ahorita es el pináculo del aburrimiento. Es querer hacer un jardín interior donde por años hubo un lote baldío. Imposible.
Tal vez la lección aquí es llevarnos mejor con nosotros mismos, ¿será?
También las familias, hay quienes no se soportan más y quienes se han unido un poquillo porque (ya sea por aburrimiento o porque ya te acabaste todos los Instagram stories del día) empiezan a platicar. ¿Será esa la lección?
Lo que yo creo en mi muy particular punto de vista es que la lección es reconectar. Descubrir cosas de nosotros que no teníamos idea.
Jamás pensé lo mucho que me gusta abrazar hasta que llevo 18 días sin abrazar a nadie. Jamás pensé lo mucho que me gusta escuchar música y de pronto me di cuenta que no hago otra cosa en el día. Jamás pensé que en los momentos que estoy solo, en silencio, en vez de decir “no mames, Chumel, ponte a hacer ejercicio o a leer o a hacer algo” solo digo: ¿y si estás en paz un ratito? ¿Sin presionarte porque al fin y al cabo no hay nada que hacer?
Y por ahora, creo que esa es mi lección, el encontrarme con la paz.
Porque ahora que lo pienso, tal vez desde la quietud, desde el silencio, desde la calma, Galileo y Tales de Mileto, Newton y Darwin, Anaxágoras y Copérnico, Kepler y Sagan se quedaron viendo el universo. Largo rato. Sin prisa. En paz.
Hasta que de pronto, Eureka.