Naranja Agria 03
En Yucatán existe un ron llamado “Ron Milenario”, el cual es muy común de comprar cuando eres estudiante y tienes poco dinero.
No pondré en duda su calidad, sólo quiero platicarles el slogan que han manejado desde que tengo memoria.
Ron Milenario, debería ser más caro.
Una de mis actividades favoritas es ver campañas de marcas y pensar que estoy en la junta donde hacen el pitch de La Idea. Me muero de ganas de haber estado en la junta de “Paketaxo”, el wey que dejó mamado a Melvin el elefante, y mil ejemplos más. Y por todos los dioses, si pudiera pedir un deseo, sería el estar en la junta donde decidieron el de Ron Milenario.
A veces creo que la manera en que medimos el valor de las cosas no son equivalentes a su precio. De repente te encuentras con algo sumamente caro solo por ser “orgánico”. O sumamente barato porque “esa persona no tiene muchos estudios”. Tanto en productos como en servicios.
Muchas veces contamos la experiencia cuando se trata de servicios y a la comida la contamos como un producto. Pero a veces, la experiencia que te da el preparar por años un platillo, también cuenta como servicio. Y uno de muy alto nivel.
El día de hoy les contaré cómo me fue preparando “Vaporcitos”. El tamal yucateco por excelencia. A diferencia del centro del país, un tamal de desayuno no es tan común, normalmente son para cenar. Y no lleva bolillo, afortunadamente. Ni lo intenten. Suelta ese bolillo, chilango.
Víctor siempre me molesta que “la comida yucateca es básicamente diferentes versiones de tamales”. ¿Exageró? Sí. ¿Le hace falta probar más platillos de nuestra gastronomía? Yo también lo creo. ¿Es un estúpido? Sí, pero sólo yo puedo decirle así porque es mi amigo. Para ustedes señor Don estúpido. Pero no podemos negar que también tenemos algo con los tamales. Vaporcitos, colados, brazo reina, ¡Pib! , y son algunos que me vienen a la mente ahora. Pero más que tener una obsesión con los tamales, más bien tenemos una conexión con el maíz. Según el Popol Vuh, uno de los libros sagrados de los mayas, somos hijos del maíz.
Después de esta cósmica revelación, vamos con los ingredientes:
- 1 pollo en piezas (con una pechuga mediana se arma) y/o
- 600 gr. de carne de cerdo en trozos pequeño y/o
- 6 huevos cocidos y rebanados
Pongo las 3 opciones porque hay gente que los come de cerdo, de pollo o de huevo, o los mezcla, incluso hay gente que los hace con carne molida, pero a esos no los queremos en esta columna. Yo recomiendo de pollo porque es más fácil deshebrar que el cerdo y menos gordo, como si eso hiciera la diferencia al comer UN CHINGO DE MASA. Ya si anda muy jodida la situación, de huevo saben chido.
Sigamos.
- 50 gr. de pasta de achiote (importante para que tenga ese color y sabor)
- 6 dientes de ajo asados
- 1 cucharada de comino molido
- 1 cucharada de orégano molido
- Sal al gusto
- 1 cucharada de pimienta molida
- 2 ramas de epazote
- 2 kilos de masa de maíz
- 100 gr. de semilla de achiote ( si no la consiguen, personalmente digo que no pasa nada)
- ½ kilo de manteca de cerdo
- 3 hojas de plátanos suavizadas al fuego (casi todas se venden así)
Para la salsa de tomate necesitamos
- ½ kg de tomate
- 1 cebolla mediana
- 2 dientes de ajo
- Aceite de oliva
- Sal al gusto
- 1 rama de epazote
- 1 chile habanero (esto, como siempre, si le gusta el picante)
Yo no hice 2 kilos, yo pedí ¾ de kilo y con eso me dio para 5 tamales. La receta es como para 20 tamales, antes de aventarse a hacer tamales para toda la cuarentena, revisen si tienen las ollas necesarias para hacer baño maría. Y hey, tranquilos, es una receta sencilla, hasta a mi me salió. O bueno, se podría decir que me salió.
- Ponga a cocer el pollo, el cerdo o los huevos en agua que apenas los cubra.
- Licúe la pasta de achiote con ajo, comino, orégano, sal y pimienta con un poco de agua de cocción e incorpórelo al guiso junto con las hojas de una rama de epazote.
- Retire las carnes cuando estén bien cocidas, deshébrelas y apártelas.
Así más o menos debe quedar la carne.
Todos los estados tenemos algo en común, tenemos una variante de tamales, he probado bastantes en la República y casi todos los similares en textura. (Inserte aquí su comentario de que es mentira y que en su ciudad venden uno que sabe completamente diferente y que hasta fueron unos señores a premiarlo como el mejor tamal). Pero lo que casi en ningún lado toleramos es un tamal seco como conocemos a los “Estilo México”. Aclaro, son deliciosos y sí, también ya fui a la feria del tamal y no, no me refiero al depa del Gab.
¿Qué tienen de emocionante entonces los vaporcitos?
Dejemos que el K’ool nos lo diga.
El K’ool es una de las primeras recetas mestizas, ya que es una mezcla entre la cocina europea con la maya. Podría considerarse una salsa bechamel, pero es todavía más espesa. El k’ool normalmente es blanco y sirve para diferentes platillos del sureste, pero para los vaporcitos vamos a hacer algo un poco diferente.
- Disuelva 150 gr. de la masa en el caldo y hierva a fuego lento moviéndolo lentamente para que la masa no se pegue y logre espesarse, si sienten que no queda bien espeso, pónganle un poco más de masa.
Yo compré la masa un día antes y se cuarteó un poco, pero me sirvió para usarla y disolverla.
– Fría las semillas de achiote en la manteca hasta que deje de sacar burbujas.
– Cuando regrese a temperatura ambiente, mézclela a mano con el resto de la masa y añádele sal al gusto.
Siento que no tomé tantas fotos del proceso, pero sinceramente hasta este momento, todo es relativamente sencillo.
Yo no conseguí las semillas, pero lo mezclé con un poco de pasta de achiote, la semilla le da más sabor, pero la pasta funciona.
Ahora sí, vamos a ensuciarnos un poco.
– Haga con la masa unas tortillas no muy delgadas y acomódelas en rectángulos de hojas de plátanos de unos 20 x25 cm.
Aquí es donde cometí un error, y no las hice lo suficientemente delgadas.
– Rellénelas con el k’ool, la carne que eligió y cuidar de que no sea demasiado el relleno.
Pero usted entenderá, amable lector, que mi miedo era que quedaran delgados y que con la carne y el k’ool, se deshicieran, por eso los hice “gorditos”.
*Esta es la versión kill me please. *Esta quedó mejor, pero está bien gordo.
– Cierre las tortillas con las orillas, cubriendo todo de una manera que adquieran una forma rectangular.
- Amarre los vaporcitos con las tiras fibrosas de la hoja de plátano
Debe verse más o menos así.
– Póngalos a cocer en una vaporera durante una hora u hora y media.
¿Recuerdan que les dije que revisen si tienen algo para hacer baño maría?
Adivinen quién no tenía.
Ignoren la resolución tipo MySpace, pero es de la compu. El pedo del baño maría es que tiene que usarse una base dentro de una olla lo suficientemente angosto para que entre y con un material que no se derrita.
Intento #747
Media hora después y toda mi cocina de cabeza, apareció una base metálica lo suficientemente grande para que entrara a mi arrocera.
Sí, leyó usted bien, los tamales los hice en arrocera.
Aproveche este momento para hacer algo que es muy necesario para disfrutar la experiencia vaporcitera.
La salsa de tomate.
– Hierva los tomates con poca agua y poca sal. Cuando se le empiece a desprender la piel, retírelos del fuego, pele y licúe con cebolla, ajo y el agua de cocción.
– Fría el chile habanero entero en aceite de oliva, agréguelo a la salsa y añada la rama de epazote.
– Cocine a fuego medio hasta que reduzca y adquiera la consistencias deseada, más líquida o más espesa (recomiendo espesa).
En arrocera fueron suficientes 30 minutos y estuvieron listos los tamales.
Not bad.
Ahora agregue la salsa de tomate y éntrele.
Así deberían verse.
Así quedó
Sinceramente, quitando que estuvieron muy “masosos” por el tamaño, el sabor quedó muy bien, tal vez un poco más de sal, pero prefiero que le falte a que le sobre. Para cerrar el círculo, al principio hablaba de la experiencia. Estos tamales los puede encontrar en Yucatán a un precio entre 12 a 20 pesos, dependiendo la zona. Hay gente que ha hecho tamales toda su vida, normalmente gente de escasos recursos y después de experimentar la labor de hacerlos, creo que a los expertos deberíamos pagarles más. Digo, no le conviene a la gente que con 20 pesos puede cenar, pero también pensemos en ese experto tamalero, el cual hasta podría considerar un artesano.
Porque disfrutar un tamal hecho por un experto, al igual que el Ron Milenario… debería ser más caro.