Naranja Agria Episodio 01
Naranja Agria: Citrus × aurantium, es un árbol cítrico de la familia de las Rutáceas. Es un híbrido entre Citrus maxima y Citrus reticulata. Fue descrita por Carlos Linneo y publicado en Species Plantarum, VOL. 2, P. 782–783, 1753.
Suena Jacob’s Ladder de Rush.
Escribir en Máquina 501 siempre es un ritual, si me toca escribir Pulso, tengo un mood hacia arriba, no puedo permitir que la noticia me de para abajo, por más horrible que sea lo que me haya tocado redactar. Si me toca Cinerds, siempre busco que la información sea divertida y didáctica, buscando de qué manera le puede interesar a Víctor, o le cause alguna risa Gabriel o simplemente hacer molestar a Humberto, “Escribir Desde México con Amor” es más visceral, siempre escribo con coraje, No importa el proyecto, tengo que tener un lugar especial donde escribir, un snack, un vaso con alguna bebida (no siempre tiene alcohol, no me siento Hemingway), tener la música adecuada y empezar a leer, leer y leer hasta sentirme listo para pegarle al teclado con ritmo.
Es por eso que para empezar un nuevo proyecto, como es esta columna, necesitaba de un nuevo estado mental. No quería entregarles algo que ya esperan de mí, nada de recomendaciones de películas, nada de temas políticos, ni tocar temas pop. Renovarse o morir.
¿Qué podría ser interesante para mi?
Eso es importante, la gente a veces hace cosas que podrían ser interesantes para el público, sin que a ellos realmente les mueva, eso hace que a los 3 meses les deje de interesar y baje la calidad. Así que me metí a la cocina, fui por un snack de medianoche (nunca recomendable para gente arriba de los 30’s, pero me gusta jugar a ser dios) y mientras mi cerebro había olvidado por completo mi misión, vino una idea.
¿Por qué no escribir sobre comida? ¿Comida? ¿Como un recetario? Sí, me encanta cocinar y sería divertido, pero no era suficiente, no tiene un sello, no tiene personalidad, Entonces encontré el recetario de “El Pequeño Gran Libro de la Cocina Yucateca” Un libro con las comidas más emblemáticas de mi estado, Yucatán, recetas que según yo, se como funcionan…Como yo.
Y antes quisiera ser un preámbulo. (Bueno, ya llevo media cuartilla, ya no sería un preámbulo como tal, ¿pero quién está contando las palabras?) Mérida es mi ciudad natal, viví 22 años de mi vida en esa ciudad, y por muchos años, tuve un pleito interno con mi comunidad.
A pesar de no ser una persona problemática durante mi adolescencia, tenía mucho coraje, ¿la razón? todos hacían lo mismo, iban a los mismos lugares, veíamos a las mismas personas hablando de las mismas cosas, una ciudad donde todo se repetía, hasta las comidas.
Lunes de frijol con puerco, fueras a la casa que fueras, Domingo, cochinita para desayunar, por poner otro ejemplo. Y no me malinterpreten, la comida es deliciosa, la gente es una chulada, pero… ¿eso era todo? Estaba acabando mi adolescencia y me di cuenta que las cosas nunca iban a cambiar, yo necesitaba nuevos retos, nuevas ideas, nueva gente y digamos que mis gustos no ayudaban mucho.
Mi obsesión con series como los Soprano, con el cine de Herzog, por escuchar bandas que cada vez eran más raras hasta para mi (me iba volviendo más y más mamón) y a veces sentía que no tenía con quién compartir estos gustos.
Y, puede que sea exagerado (porque seguro lo soy, además de mamón), pero hasta mi gusto por la comedia era un límite en Mérida. Estamos hablando de una era donde el internet no era tan común, y si conseguía conectarme, era para saber quien chingados era George Carlin, Adam McKay o Trey Parker /Matt Stone.
En cambio al desconectarme, tocaba turno de volver a ver a “Dzerco y Nohoch” o alguna rutina cómica que se ha hecho mil veces, lo que en Yucatán se le conoce como “Teatro regional”.
Y probablemente eran problemas de niño berrinchudo, porque no me faltaba nada, tampoco sobraba, pero sabía que no era suficiente. Entonces aborrecí mi ciudad, Acabé la carrera y me fuí.
Han pasado más de 10 años, Y poco a poco, he empezado a investigar mis raíces, mi familia, mi gente, me compré libros locales, sobre cómo fue creciendo la ciudad, su teatro, sus calles, poco a poco ha sido una de mis obsesiones. Y entre esos libros, “El Pequeño Gran Libro de la Cocina Yucateca” Y todo empezó a hacer sentido.
Cuando estoy con mi padre y se nos acaban los temas, siempre recurrimos a platicar sobre platillos yucatecos, y nadie como él para enseñarme, es un gran chef. Es por eso que en esta columna me gustaría hacer un recorrido por su comida, de las cuales también encierran anécdotas.
Quiero contarles como fue preparar cada una de las recetas, con sus ingredientes a veces imposibles de conseguir, con regaños de paisanos diciéndome “Así no se hace, eso lleva bla bla bla” porque como una vez me dijo Chumel: “A ustedes los yucatecos su comida nunca es lo suficientemente buena”. Les mostraré paso a paso cómo fue crear cada una de estos manjares.
Un ingrediente básico en la comida yucateca es la naranja agria, que cualquier persona si la prueba pensaría que es un desperdicio, pero los yucatecos supimos darle la vuelta y convertirla en la piedra angular de nuestra cocina.
Los invito la próxima semana a conocer cómo es enfrentarse a una de las comidas más ricas pero al mismo tiempo más complejas de preparar en manos de la persona menos indicada.