Sin chela no hay paraíso
“Nace de lúpulo y cebada, y vive en una botella encerrada, puede ser morena o dorada, siempre fresca y helada, bajo el sol te acompaña. Todos gozamos de su sabor, ya sea en pena o en amor, en una mesa o junto al fogón, ya sea en riqueza o en la pobreza, todos disfrutan de una buena cerveza.”
Quise empezar mi columna de esta semana con el párrafo de un poema que encontré en internet (créditos: Reneewm) ya que a causa de la pandemia del COVID-19 en México se dejó de producir cerveza por no ser una “actividad de primera necesidad”. Y cuando nos avisaron que esto iba a suceder, todos en el país hicimos las compras de pánico pertinentes, porque seamos sinceros, éstas son las compras de pánico reales, el papel de baño se queda corto al lado de esta “necesidad”.
Para ser honesto, antes de encontrar los estantes vacíos en diferentes lugares de conveniencia, ya habíamos comprado mi esposa y yo un cartón de nuestras cervezas favoritas vía internet. Así que mi preocupación por el desabasto no era tan grande. Pero bastó menos de una semana para que entre fotos y trending topics, nos diéramos cuenta de que ya estaba ocurriendo, el temor de quedarnos sin chela era una realidad.
Y es que aunque no sea una necesidad primordial, y sin ser experto o catador, yo si me declaro un entusiasta de la chela y me encabrona que haya escasez. En la casa siempre trato de tener y me encanta tomarme una “cerbatana bien helodia” cada vez que se me antoja. Generalmente en esta época de mi vida y creo también por la edad, ya no consumo chela como vehículo para empedarme, o sea sí, pero es más bien para darme un gustito, como si se tratara de un premio, una palmadita en la espalda, un lujito para el paladar.
Porque además de que existen cervezas para sólo quitarte la sed (o eso pienso yo) y refrescarte. También existen chelas para paladares más exigentes (mamadores pues), como si se tratara de un tequila joven, uno añejo o un reposado, en la calidad está el gusto. Y esas chelas son las denominadas “artesanales” y como su nombre lo indica, la cerveza artesanal es aquella que está elaborada siguiendo una receta de maestros cerveceros que le da un sabor distinto y personal; por lógica su producción es un tanto limitada, ya que se pone especial atención en sabores y texturas distintas a las marcas industriales. Cabe destacar que aunque las cervezas artesanales tuvieron un boom importante hace algunos años a nivel mundial, este estilo de cerveza vio la luz a principios de 1800 en el continente Europeo.
Gran parte de mi vida he tomado Pacífico, Corona, Bohemia, Dos Equis, Victoria, Carta blanca, etc. Me gustan porque las tomé toda la vida y son las que me quitan la sed y me refrescan. Pero ustedes sabían que esas cervezas son del tipo ¿Lager? son cervezas ligeras que encuentras en cualquier lado, son de baja fermentación y por eso puedes tomarte un six y no te sientes “tan pedo” ni tan inflamado. En pocas palabras también fueron creadas a partir de una receta artesanal pero al ser comerciales y producidas en masa la industria las sacó de esa categoría. Y existen las del tipo Ale, este estilo de chela es de alta fermentación, con más cuerpo y sabores más marcados, digamos que es una chela más sofisticada, y sí, es la que acostumbramos tomar en casa (sorry not sorry).
De los dos estilos, Lager y Ale, se pueden hacer subdivisiones extensas pero para resumir un poco, las más conocidas en el tipo Lager son: Pilsner, Amber, Vienna, Bock, Märzen, Munich Helles, Dortmunder, Eisbock, Doppelbock y Dunkel. Y las más comunes del tipo Ale son: Pale Ale, India Pale Ale (IPA), American Pale Ale (APA), Irish Red Ale, Double IPA, Porter, Stout, Imperial Stout, Weissbier entre muchas otras más. En los dos estilos varían los grados de alcohol, color y amargor, siendo las Ale casi siempre más amargas por su cantidad extra de lúpulo y procesos cálidos que le dan toques afrutados y cítricos. A diferencia del proceso más largo y en frío de las Lager que le dan un sabor más limpio y ligero en el paladar.
Para acabar pronto y que no me sigan mentando la madre por ser un mamador de la cerveza artesanal (sí soy). La cerveza en cualquiera de sus tipos, marcas, procesos o fermentaciones, es un elixir de tiempos inmemoriales, que nos alegra fiestas y reuniones, que nos relaja, que nos refresca y que ahora por culpa del COVID nos a tocado vivir su maldita escasez. Pero como no todo es Dolor en los tiempos del Coronavirus, para nuestra buena suerte hace unos días la PROFECO indicó que estiman que la producción vuelva a la normalidad para finales de este mes o inicios del que sigue, esperemos que así sea (AMÉN).
Y esa noticia amigos míos me da un chingo de gusto, ya que la industria cervecera es de las más importantes en nuestro país y da trabajo aproximadamente a 650 mil personas en México. Además que es el cuarto lugar en exportación a nivel mundial, y también (la neta), porque aunque todavía tenemos nuestra reserva de cervezas IPA, no nos van a durar toda la vida.
Para finalizar, estoy seguro que si tomas cerveza para refrescarte en la playa, para empedarte en las fiestas o sólo para darle un gustito sofisticado al paladar, todos los entusiastas de este elixir sabemos que, sin chela no hay paraíso.
EVITA EL EXCESO.